La obesidad disminuye un 20% las chances de concebir, y las adolescentes obesas tienen 3 veces más posibilidades de no poder embarazarse a futuro. Las consecuencias de los malos hábitos.
por Fernando Beltramone
Muchas veces hemos escuchado la frase “somos lo que comemos”. En realidad, deberíamos decir que ¨somos lo que hacemos¨. En otras palabras, nuestro modo de vida nos define, y puede marcar nuestro presente y futuro ya sea de una forma positiva como negativa.
La obesidad es una de las patologías de mayor crecimiento a nivel mundial en los últimos años (en los Estados Unidos un 66% de las mujeres y un 75% de los hombres tienen sobrepeso o son obesos), y precisamente esta afección tiene consecuencias muchas veces inimaginables tanto en nuestra salud como en nuestra calidad de vida.
Más allá de los casos de obesidad familiar (patología no muy frecuente), la inmensa mayoría de los casos de sobrepeso extremo se debe al modo de vida de las personas, es decir a lo que hacemos a diario.
Comer en exceso, con abundancia de hidratos de carbono y grasas, sumado esto al poco o nulo ejercicio cotidiano, suele ser un cóctel cuya única consecuencia es la aparición del sobrepeso y eventualmente obesidad.
Pero, ¿qué tiene que ver todo esto con la infertilidad? La relación entre el sobrepeso de la persona y su capacidad para concebir un hijo es mucho mayor de la que pensamos.
En primer lugar, debemos entender que la definición de infertilidad se resume en la incapacidad de lograr un embarazo en un tiempo determinado. 1 año en mujeres menores de 35 años, y 6 meses en mayores.
La infertilidad es una patología en si misma: no es solo la presencia de otra patología específica que dificulta el encuentro entre el espermatozoide y el ovocito. Dicho de otra manera, el solo hecho de no poder lograr embarazo es una patología, aunque no exista ninguna anomalía demostrable.
Pero, respondiendo a la cuestión de fondo, nuestro modo de vida incide en nuestra salud en forma directa, como decíamos anteriormente, y del mismo modo los excesos también inciden. Esto también cuenta para el área de la reproducción. Concretamente, la obesidad aumenta el riesgo de aparición de casi todas las patologías (cáncer, enfermedad cardiovascular y diabetes, entre otras), y también lo hace en el campo de la infertilidad.
Cifras concretas
En el caso de la mujer, la obesidad está directamente ligada a trastornos de la ovulación, disminuyendo en un 20% las chances de embarazo en un año, frente a mujeres de peso normal.
Un estudio realizado en Estados unidos demostró que las adolescentes obesas tienen 3 veces más chances de no poder tener hijos en un futuro. También se demostró que las mujeres obesas mejoran sus ciclos ovulatorios y las chances de embarazo al bajar de peso.
Cuando no se logra el embarazo por medios naturales y se acude a técnicas tales como la Fertilización In Vitro, las mujeres obesas tienen menor respuesta a la medicación, se necesitan dosis mayores para su tratamiento, y la calidad de los ovocitos que se producen es menor. Esto resulta en una reducción del 10% en las posibilidades de concebir aún mediante tratamientos especializados. Por otro lado, también se observa una tasa mayor de pérdida de los embarazos.
Pero además, cuando se logra el embarazo en situación de sobrepeso extremo/obesidad, existen más riesgos de complicaciones (diabetes gestacional, preeclampsia, parto prematuro, etc), como así también un mayor riesgo de malformaciones. Asimismo, el crecimiento fetal en un entorno metabólico alterado también predispone a obesidad futura a ese niño, perpetuando la enfermedad.
¿Y qué hay de los hombres con obesidad?
En el caso de los hombres con obesidad, se han observado trastornos seminales en estos pacientes, tales como menor cantidad y movilidad de espermatozoides. En este sentido, en el año 2015 presentamos un trabajo realizado en Córdoba en el que demostramos estas alteraciones en nuestros pacientes.
Además, se ha constatado que la obesidad masculina también disminuye la testosterona circulante, y aumenta la temperatura testicular de manera similar al varicocele.
Paso a dar…
Nuestra recomendación cotidiana es que los pacientes con infertilidad que muestran un exceso de peso trabajen primeramente en una reducción significativa del mismo, ya que el objetivo que buscamos no es solo lograr que el embarazo se produzca sino que éste transcurra sin inconvenientes durante los nueve meses de gestación.
Se recomienda que a la hora de buscar el embarazo la mujer tenga un Índice de Masa Corporal no mayor a 27. Este puede calcularse muy fácilmente, dividiendo los kilogramos de peso por el cuadrado de la estatura en metros. Se considera “sobrepeso” cuando la persona tiene más de 27 de IMC, y “obesidad” cuando tiene más de 30.
En síntesis, es claro que el sobrepeso, y sobre todo la obesidad, limitan nuestras posibilidades de tener hijos. Nuestras costumbres nos están enfermando, y condicionando nuestro modo de vida. Nunca es tarde para revertir los hábitos erróneos y reemplazarlos por una modalidad de vida más saludable, que resultará sin dudas en una mayor esperanza de descendencia.
(*): Médico (MP: 22.205 – ME: 9.064), especialista en Ginecología y Obstetricia, en Medicina Reproductiva (SAMER) y en Cirugía Video Asistida (SACIL). Miembro del staff del Servicio de Tocoginecología de Clínica Privada Gallia.
– Fuente consultada: Obesity and reproduction: a committee opinion. Fertility and Sterility.